Según la ciencia, este es el mayor error de nutrición que puedes evitar

¡Ahora ya nada se interpondrá en tu camino hacia una dieta saludable!
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©Martin Novak

Nadie es perfecto y errar es humano. Así que la buena noticia es que no eres el único que comete este error de nutrición. Analizamos contigo el mayor fallo de tu dieta y te mostramos la forma de evitarlo en el futuro.

En primer lugar, este artículo no trata necesariamente de la pérdida de peso, sino de los hábitos alimenticios saludables para un cuerpo lleno de energía. Nuestras Daily Vitamins te apoyan para alcanzar este objetivo, día tras día.

El error n.º 1 en la dieta: los hábitos poco saludables

Hay cosas que hacemos conscientemente, aunque sepamos que no son precisamente saludables. En una gran celebración familiar como la Navidad, casi todo el mundo come demasiado y poco sano. No pasa nada, porque el “error” es intencionado y una cierta gula (aunque con moderación) también forma parte de una dieta saludable. Pero hay otros hábitos en nuestra alimentación que practicamos sin detenernos a pensarlo. O que están tan arraigados en nuestras rutinas que nos resulta difícil abandonarlos. El problema de estos errores dietéticos es que los cometes una y otra vez, ingiriendo constantemente demasiado azúcar, grasas poco sanas o calorías. Y los alimentos saludables, como las verduras, la fruta y otros, quedan relegados. A largo plazo, esto perjudica a tu cuerpo. Puede provocar un aumento de peso, afectar negativamente tus valores sanguíneos o restarte energía. En resumen, pones en riesgo tu salud en general.

Te mostramos los típicos hábitos que tenemos muchos de nosotros. Merece la pena replantearse las rutinas poco saludables y ser más consciente de ellas en el futuro.

Consuelo y recompensa a la vez

Desde pequeños, aprendemos este error en la alimentación. Los dulces, o la comida en general, se utilizan como algo reconfortante, pero también como recompensa. Quizá alguna de estas situaciones de tu infancia te resulte familiar: has recibido tu primera insignia de natación en la piscina al aire libre. Como recompensa, te compran patatas fritas en el quiosco. Sufriste una pequeña caída de la bicicleta. Y junto con la compresa fría, te dan una reconfortante limonada.

Luego, al llegar a la edad adulta, no abandonamos este hábito. Para algunos, incluso se intensifica. El mejor ejemplo es la cerveza después del trabajo. Beber una cerveza como recompensa después de un duro día de trabajo es un hábito casi inconsciente para muchos, que es perjudicial para la salud a largo plazo.

Dulce y salado: el sabor se convierte en hábito

No es ningún secreto que el azúcar y la sal en exceso no son especialmente saludables. Pero, ¿sabías que nos acostumbramos a lo dulce y a lo salado? En otras palabras, en algún momento esa media cucharadita de azúcar en el café ya no te sabrá tan dulce. Y poco a poco vas aumentando la cantidad. Por tanto, lo dulce y lo salado que comemos también responde a una costumbre. El quid de la cuestión: a la industria alimentaria le gusta usar ambos, porque son baratos y dan sabor. Así que al consumir muchos platos preparados, te acostumbras a su exceso de dulzor y a su alto contenido en sal.

La percepción se convierte en rutina

¿Tienes ganas de almorzar a las 2 en punto, por muy copioso que haya sido tu desayuno? En ese caso, ¿realmente tienes hambre o es solo un hábito que despierta tu apetito? En realidad, no tiene nada de malo disfrutar de comidas regulares porque te ayudará a evitar los antojos. Pero si solo comes por costumbre, ni siquiera te darás cuenta de cuándo tienes hambre realmente. Además, el hábito de comer hasta vaciar el plato puede aportar hasta un 30 % más de calorías si se come en un plato grande. En un estudio realizado por la Universidad de Cornell en Nueva York, los investigadores descubrieron que el tamaño del plato influye en la cantidad de comida que comemos. Esto muestra claramente que no somos particularmente conscientes a la hora de comer. Pero eso se puede aprender. La alimentación intuitiva es la solución.

Cómo hacerlo mejor

La lista de hábitos alimenticios poco saludables ciertamente no termina aquí. Pero en lugar de seguir centrándonos en los errores, preferimos encontrar una solución. El proverbio inglés “old habits die hard” (los viejos hábitos tardan en morir) ya muestra que no es fácil cambiar los hábitos, pero es posible. Eso sí: no se consigue de la noche a la mañana, requiere tiempo y perseverancia. Con estos consejos podrás evitar el error nutricional n.º 1:

  1. Mindfulness: Con ejercicios sencillos, se toma conciencia gradualmente del entorno, pero también de los sentimientos internos, como el hambre.
  2. Transforma lo viejo en nuevo: La mejor manera de deshacerse de los hábitos poco saludables es sustituirlos por otros sanos. Un ejemplo: muchas recetas cotidianas tienen un alto contenido de grasas o contienen muy poca verdura. Prueba recetas nuevas y saludables. Anímate a probar alimentos que aún no conoces y déjate convencer por sus deliciosos aromas. Así es como reemplazas gradualmente los platos poco saludables por recetas sanas. Yuna vez que el comportamiento saludable se haya vuelto algo rutinario, resulta bastante sencillo. Haz clic aquí para conocer tu camino hacia hábitos saludables.
  3. Paso a paso: No cambies todo a la vez, sino que da pequeños pasos y consolídalos. Se requiere tiempo y paciencia. Si pudiéramos cambiar nuestro comportamiento rápida y fácilmente, no sería el mayor error nutricional.
  4. Pregunta: Cuestiona por qué haces las cosas como las haces. Esto hace que te resulte más fácil darte cuenta de hábitos poco saludables. También puedes pedir a tus amigos que observen tus hábitos alimenticios y que te aporten su opinión. Porque algunos errores no los ves tú mismo, pero son evidentes para los demás. Cuidado: No te dejes engatusar por la dieta de moda.
  5. Tú decides por quién te dejas influenciar: Muchos hábitos los tenemos desde la infancia. Pero también adoptamos dietas poco saludables en la edad adulta. Y muchas veces lo hacemos por influencia de otras personas. Sin embargo, tú mismo puedes determinar por quién te dejas arrastrar. Por ejemplo, si compartes piso con personas preocupadas por su salud, te resultará mucho más fácil abandonar hábitos poco saludables. Por cierto, tú también influyes en tu pareja, amigos y familiares. Tú decides la influencia que ejerces sobre los que te rodean.

Conclusión: El error nutricional n.º 1

Las rutinas y los hábitos son tanto una maldición como una bendición. No nos damos cuenta conscientemente de los comportamientos poco saludables y nos cuesta deshacernos de ellos. Son un verdadero escollo en el camino hacia una dieta saludable. Pero puedes cambiarlos con tiempo y paciencia. Si lo consigues, habrás vencido el mayor error de nutrición y te resultará cada vez más fácil seguir una alimentación sana.

Para saber más sobre este tema en foodspring:

Fuentes del artículo

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