Insulina: la hormona que controla la glucosa en sangre

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Salat mit Süßkartoffeln ©foodspring

La insulina es la única hormona que puede hacer que nuestras células absorban el azúcar en la sangre. En este artículo te contamos cómo funciona y qué puedes hacer para tener unos niveles saludables.

¿Qué es la insulina?

La insulina es una hormona. En cuanto a su estructura, es una hormona polipeptídica; en cuanto a su composición química, está formada por dos cadenas: la cadena A, de 21 aminoácidos, y la cadena B, de 30. 

La producción de insulina en el cuerpo humano se lleva a cabo en las células beta ubicadas en los Islotes de Langerhans, en el páncreas. Al comer, nuestro cuerpo descompone o convierte esos alimentos en azúcar, que es absorbida por el torrente sanguíneo. A medida que la concentración de azúcar en sangre se eleva, el páncreas libera insulina, la cual transporta la glucosa en la sangre a las demás células del organismo, donde se usa como fuente de energía. Nuestro cuerpo libera una gran cantidad de insulina al ingerir carbohidratos. Por lo general, la cantidad de carbohidratos que tienen los alimentos que ingieres determina la cantidad de insulina que libera el páncreas.

¿Te estás preguntando por qué la insulina es tan importante para el funcionamiento del metabolismo? Pues porque es la única hormona que puede hacer que el azúcar vuelva a su nivel normal. Junto al glucagón, que hace el papel inverso a la insulina, son los dos encargados de equilibrar y controlar la cantidad de glucosa en la sangre.

¿Cómo controla la insulina los niveles de azúcar en la sangre?

El metabolismo de los carbohidratos es muy complejo y la insulina juega un papel clave en él. Su funcionamiento es el siguiente: cuando ingerimos carbohidratos (patatas, pasta, pan, etc.), los vamos digiriendo en el sistema digestivo, desde la boca hasta el intestino, pasando por el esófago y el estómago, y nuestro organismo los convierte en azúcares simples. Una vez estos azúcares simples llegan a los intestinos, se absorben a través de la pared intestinal y llegan al torrente sanguíneo, el cual se encarga de repartirlos por todo nuestro organismo. Resultado: el nivel de azúcar en sangre se eleva.  

pasta italiana
©Vesna Jovanovic / EyeEm

Como respuesta a ese aumento de azúcar, nuestro páncreas libera insulina, la cual se une a unos receptores y circula a través de la sangre enviando información a las células correspondientes del hígado, los riñones y los músculos. Una vez la insulina se une a estos receptores, las células pueden absorber los azúcares simples y convertirlos en energía o almacenarlos en forma de glucógeno. Al hacer que la glucosa pase del torrente sanguíneo al interior de las células, la insulina consigue reducir los niveles de glucosa en la sangre. 

Además de la insulina, el glucagón también participa en el metabolismo de los carbohidratos. La función principal de esta hormona es hacer que los niveles de azúcar en la sangre aumenten utilizando los niveles de glucosa que existen en el hígado.

Aunque es cierto que la insulina se libera principalmente como resultado de un aumento del nivel de glucosa en la sangre, también reacciona cuando ingerimos proteínas y grasas. Por un lado, influye en la absorción de aminoácidos en las células y en la formación de nuevas proteínas en el cuerpo y, por otro lado, regula la absorción y el almacenamiento de grasa en el tejido adiposo. Un nivel alto de insulina provoca un mayor almacenamiento de grasa.

¿Cómo influye nuestra dieta en la liberación de insulina? 

La alimentación, especialmente la ingesta de carbohidratos, influye en la liberación de insulina por parte del páncreas. Sin embargo, no todos los carbohidratos son iguales. De hecho, dependiendo del tipo carbohidratos que ingerimos, el nivel de azúcar en la sangre se eleva más rápida o más lentamente (y, por lo tanto, la liberación de insulina también puede ser más rápida o más lenta).

donuts de colores
©Vesna Jovanovic / EyeEm

En cuanto nos llevamos una onza de chocolate a la boca, el nivel de glucosa en la sangre se eleva, ya que el chocolate tiene una gran cantidad de carbohidratos simples. Como consecuencia, la insulina se libera rápidamente en grandes cantidades. Todos conocemos ese “chute” de azúcar que se experimenta al comer cosas compuestas por carbohidratos simples: el azúcar se absorbe rápidamente y te da energía, pero dura muy poco.

Sin embargo, si lo que comemos son carbohidratos complejos, los niveles de azúcar en la sangre se elevan más lentamente, ya que el organismo tiene que convertirlos primero en azúcares simples, por lo que la insulina no se libera ni trabaja de la misma forma que en el caso anterior.

Durante las horas en las que no estamos comiendo, el nivel de glucosa en la sangre baja. En una persona sana, este nivel se sitúa en 70 mg/dl. Si eres de los que se tira todo el día picando entre horas, tendrás siempre un nivel elevado de azúcar en la sangre y tu páncreas estará liberando insulina todo el rato. Por otro lado, si tenemos un exceso de glucosa, es decir, si tenemos más glucosa de la que nuestro cuerpo necesita para producir energía, esta se almacena en el hígado y en los músculos en forma de glucógeno. 

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©foodspring

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Nota: Todas las personas necesitan tener una pequeña cantidad de insulina activa en su torrente sanguíneo en todo momento. Su función es mantener los niveles de glucosa en un equilibrio constante. Es la llamada “insulina basal” y no se libera con la ingesta de alimentos, sino durante las horas en las que no comemos y en las que dormimos por la noche.

¿Qué es la resistencia a la insulina?

La resistencia a la insulina ocurre cuando el organismo no responde de forma adecuada a la insulina que produce. Como resultado, la glucosa no puede entrar en las células y se queda en el torrente sanguíneo. Con el tiempo, el nivel de glucosa en la sangre se acumula y esa persona resistente a la insulina desarrolla la enfermedad conocida como diabetes.

La resistencia a la insulina es el trastorno metabólico más común que existe y está estrechamente relacionada con el estado de salud y el estilo de vida de las personas que la sufren. El sobrepeso y la obesidad, la falta de ejercicio y el estrés se consideran las principales causas de este trastorno. Sin embargo, la edad y la genética también son factores a tener en cuenta.

¿Qué es la diabetes? ¿Tiene tratamiento?

Existen dos tipos de diabetes: las personas con diabetes del tipo 1 son aquellas que no pueden producir insulina; por otro lado, las personas con diabetes del tipo 2 (la diabetes más común), son aquellas en las que su organismo no produce o no usa la insulina de manera adecuada.

chica mirando el móvil en el restaurante
©Charday Penn

La diabetes es una enfermedad crónica que acompaña a la persona que la tiene durante toda su vida. 

Por un lado, la diabetes tipo 1 se puede desarrollar a cualquier edad, aunque, por lo general, se detectan más casos en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Las células beta de las personas con diabetes tipo 1 no son capaces de producir insulina o producen muy poca cantidad de esta hormona. Las causas de esta enfermedad se desconocen, pero se cree que puede deberse a un trastorno autoinmune

Por otro lado, las células beta de las personas con diabetes tipo 2 sí que son capaces de producir insulina, pero el resto de células del organismo no responden de manera correcta a esta hormona y la insulina no se puede almacenar en las células ni usarse como fuente de energía. Esto se denomina resistencia a la insulina. Como resultado de esto, la glucosa presente en la sangre no puede entrar en las células y se queda en el torrente sanguíneo, lo que provoca una gran elevación de los niveles de azúcar.  

La mayoría de las personas con diabetes tipo 2 tienen sobrepeso o son obesas en el momento en el que les dan el diagnóstico. El aumento de la grasa dificulta que el cuerpo pueda usar la insulina de manera correcta. Factores como los antecedentes familiares y los genes también son importantes, además de un nivel bajo de actividad física o una mala dieta. Por supuesto, la diabetes 2 también puede presentarse en personas que no tienen sobrepeso o que no son obesas.  

Por último, también existe un tipo de diabetes un poco especial: la diabetes gestacional, que es la que aparece en mujeres embarazadas. Por lo general, la diabetes gestacional desaparece después de que la mujer dé a luz, pero tanto ella como sus hijos serán más propensos a desarrollar diabetes en el futuro

Al ser una enfermedad para toda la vida, no hay una cura o medicamentos para la diabetes, pero sí que existen varios métodos para controlarla:

El primero es llevar un estilo de vida saludable. Es importante asegurarse de que las comidas son lo más sanas posible y no olvidarse de hacer ejercicio físico de forma regular. 

El segundo método son las inyecciones de insulina. Cuando empezó a usarse este método en 1925, se utilizaba insulina de animal; a partir de la década de 1980, se empezó a usar insulina humana sintética y hoy en día está siendo reemplazada cada vez más por análogos de insulina. Existen varios tipos de insulina que se puede inyectar: insulina de acción rápida, insulina de acción intermedia e insulina de acción prolongada. Cada tipo de insulina necesita un tiempo más rápido o más lento de absorción y se utiliza para controlar el nivel de azúcar en la sangre en diferentes momentos del día. Además, la duración del efecto de todos los tipos de insulina es diferente según el tipo, y la inyección se debe usar varias veces al día.

Aparte de las inyecciones, también puede utilizarse una bomba de insulina. Esta bomba de insulina es un pequeño dispositivo no más grande que un teléfono móvil que se encarga de inyectar insulina de forma continuada. Los pacientes que llevan una bomba de insulina deben llevarla todos los días durante todas las horas del día. 

Conclusiones

  • La insulina es una hormona que se encarga de reducir los niveles de azúcar en sangre de nuestro organismo.
  • La insulina se produce en el páncreas y se libera cuando el nivel de azúcar en la sangre aumenta.
  • La alimentación puede influir en la liberación de la insulina.
  • Cuando el organismo de una persona no responde de forma adecuada a la insulina, se dice que tiene resistencia a la insulina. 
  • La resistencia a la insulina provoca diabetes tipo 2.
  • El sobrepeso y la obesidad, la falta de actividad física y el estrés pueden provocar resistencia a la insulina y, por lo tanto, diabetes.
  • Las personas con diabetes tipo 1 no pueden producir insulina o producen muy poca.

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Fuentes del artículo

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