5 trucos para mantener la motivación deportiva

Vence la pereza y alcanza tus objetivos de entrenamiento
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©Oscar Wong

Ya hagas footing, juegues al fútbol, vayas a ​​clases de fitness o te centres en la musculación, está claro que la práctica deportiva contribuye en gran medida a tu salud y bienestar y mejora tu calidad de vida. El deporte favorece la secreción de hormonas de la felicidad y reduce las del estrés. Por eso, practicar deporte te hace feliz y fortalece la resiliencia. También está comprobado que, al hacer ejercicio regularmente, se reduce el dolor de espalda asociado a las tareas diarias. Como ves, hay muchas razones para finalmente ponerse manos a la obra y motivarse a hacer deporte.

Coger un buen ritmo deportivo puede ser complicado al principio. Pero, en cuanto des el primer paso y sigas una buena rutina, empezarás a notar progresos enseguida, como mejorar tu forma y condición física y sentirte mucho mejor. Para motivarte aún más, prueba nuestro picoteo fitness. ¡Te encantará!

Lo malo es que la gran motivación inicial puede desaparecer tan rápido como ha llegado a causa de factores como la rutina diaria, las obligaciones, las ganas de comer, la falta de vitaminas, el cambio de estaciones, la depresión invernal e incluso preguntarse si todo esto es realmente necesario. Este tipo de cosas pueden acabar con tu motivación deportiva de un plumazo. No solo es importante hacer ejercicio en sí, sino también una buena rutina de entrenamiento, que mejora tu calidad de vida. Te traemos 5 consejos para mantener la motivación al máximo.

1. Disfruta del entrenamiento

Esto es lo más importante de todo. ¿Por qué deberías malgastar tu precioso tiempo haciendo algo que no te gusta? Eso no tiene mucho sentido, ¿verdad? Encuentra un tipo de ejercicio que disfrutes, ya sea deporte al aire libre, clases fitness o de baile, levantamiento de pesas, artes marciales, deportes de equipo… De esa manera, te divertirás mucho entrenando y no necesitarás motivación para continuar. Y, quién sabe, quizás se apunten algunos amigos tuyos. Formar parte de un equipo puede ser muy divertido, además de ofrecerte otras ventajas, como herramientas para tu vida diaria.

2. Adelántate a tus propias excusas

Ya que sabes que te puede afectar la pereza, combate ese sentimiento antes de que aparezca. Prepara la ropa del entrenamiento la noche anterior y así lo tendrás todo listo para hacer ejercicio a la mañana siguiente. ¡No des espacio a la pereza!

Preparar las cosas con antelación también te hace la vida más fácil. Si no tienes tiempo para nada, proponte caminar al trabajo o volver a casa de la oficina haciendo footing, por ejemplo. Y puedes ir más allá: algunos deportistas tienen un par de zapatillas para correr y ropa de entrenamiento en la oficina, para así estar preparados en caso de que les dé un arrebato de motivación repentino.

Para no escudarte en las excusas, también puedes marcarte una meta. ¿Te gusta correr? Entonces apúntate a una maratón o media maratón. Si aún eres principiante, nuestro artículo sobre cómo empezar a correr puede servirte como buena base para iniciarte en el running.

3. Prioriza el deporte

Todo está en la mente… ¿Qué es lo más importante para ti? ¿Qué esperan los demás de ti o de tus propias expectativas? Hazte esta pregunta siempre que no te permitan entrenar cosas como las horas extra o algún tipo de compromiso social.

Por supuesto, no hay que priorizar la rutina de entrenamiento por encima de todo. De hecho, si el cumpleaños de tu mejor amiga coincide con una sesión, no tienes por qué perderte la celebración por el mero hecho de hacer deporte. Como con todo, la cuestión está en el equilibrio.

Para tomarte en serio los entrenamientos, apúntalos en el calendario o la agenda y ten en cuenta desde el principio cuándo es menos probable que te coincida con algo. Si no eres capaz de tomar una decisión, valora qué es lo más importante a largo plazo: tu salud y tu satisfacción vital o lo que otros esperan de ti.

Consejo: Para motivarte a hacer ejercicio con regularidad, visualiza tus propios resultados. Hazte con un calendario de papel, cuélgalo en un lugar visible y marca cada día que entrenas. Al ver todos los días en los que has hecho deporte, no querrás interrumpir el progreso.

4. Cambia tu rutina deportiva con regularidad

Si la rutina te parece buena, ¡la variedad es todavía mejor! A veces solo tienes que salir de tus sesiones deportivas habituales para disfrutarlas aún más después. Y, si después de un tiempo tu rutina ya no te hace feliz, es hora de probar algo diferente.

No tienes que quedarte con un entrenamiento físico clásico si no te va mucho. Actividades como la escalada, el paddle surf, el patinaje o las caminatas con amigos son igualmente eficaces y te mantienen en forma física y mentalmente. Haz algo que siempre hayas querido probar. Cambiar es un buen estímulo para motivarte a diario.

Importante: Si de verdad no la aguantas más, haz un descanso activo en tu rutina deportiva. En lugar de pasar el tiempo en el sofá o delante del ordenador, descubre un nuevo deporte o actividad física que te haga feliz.

5. Recompénsate después de hacer ejercicio

Para tener ganas de moverte, necesitas energía. Y la energía proviene de la comida, más concretamente de la buena comida. Una dieta deportiva y equilibrada es completa y deliciosa y cubre tus necesidades de micro y macronutrientes.

Muchas veces, tendemos a comer más o menos de lo que realmente necesitamos. Para evitarlo, te recomendamos que calcules tus necesidades individuales de energía y nutrientes para alcanzar tu objetivo deportivo gracias al calculador de macros gratuito de foodspring.

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