Las técnicas de intensidad pueden integrarse al final de una sesión de entrenamiento o al acabar una serie de ejercicios. De ese modo, se puede estimular de forma controlada el músculo tras un esfuerzo intenso y forzar así una reacción de adaptación de la musculatura; tras el estímulo de esfuerzo se presenta el estímulo de crecimiento. Algunos ejemplos de técnicas de intensidad son las series de reducción o las superseries.
Por ejemplo, en las series de reducción se realiza la serie normal hasta el fallo muscular. Una vez realizada correctamente la última repetición, el peso se reduce inmediatamente un 10-15 % y vuelve a retomarse directamente el entrenamiento hasta que se produzca el fallo muscular. Este proceso puede repetirse de 2 a 3 veces según el peso de partida.
Por su parte, las superseries se usan para combinar dos ejercicios directamente, lo que aumenta la intensidad del entrenamiento y permite ahorrar tiempo. En su forma clásica, justo después de trabajar el músculo correspondiente se entrena su antagonista directo. Un ejemplo habitual son las series seguidas de curls de bíceps y extensiones de tríceps con polea alta.